Oí tu voz en el eco de la vida
recorriendo las grietas del olvido,
retumbando en el tiempo envejecido
intentando escapar de su guarida.
Oí tu canto de amor desesperado
suplicando no ignore tu existencia
y en el grito final de la impotencia,
mi corazón sentí… fue liberado.
Me detuve un instante, enmudecida
y sentí el corazón latir de nuevo,
fuiste tú regresándome a la vida.
Sentí lava en mis venas… sangre y fuego
y en mi piel por tus besos recorrida…
¡La pasión, dulce néctar que ahora bebo!
Sol Azteca12 de Febrero 2011
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